miércoles, 11 de diciembre de 2013

LAS ESTRELLAS DEL MANTO DE LA VIRGEN DE GUADALUPE

El Día del Milagro
El martes 12 de diciembre de 1531 ocurrió la aparición de la Santa Imagen de la Virgen de Guadalupe en el ayate de Juan Diego. La mañana de ese mismo día tuvo lugar el solsticio de invierno, que para las culturas prehispánicas significaba: el Sol moribundo que vuelve a cobrar vigor, el nacimiento del nuevo Sol, el retorno de la vida. Ya que el solstico de invierno es el punto en el cual la tierra, en su recorrido en torno al Sol, da un cambio de dirección en su orbita y comienza a acercarse al astro rey. Con este cambio de dirección se tiene la impresión de que el Sol va recobrando su fuerza y que el invierno va debilitándose.
Para los indígenas el solsticio de invierno era el día más importante en su calendario religioso, era el día en que el Sol vence a las tinieblas y surge victorioso. Por esto no es casual que precisamente en ese día la Virgen de Guadalupe haya presentado a su Hijo Jesús a los pueblos indígenas porque así ellos pudieron comprender que Ella traía en su seno al Dios verdadero.
¿Qué hay en el Manto de la Virgen de Guadalupe?
De acuerdo con el doctor Juan Homero Hernández Illescas se comprueba, con admirable exactitud, que en el manto de la Virgen de Guadalupe está reproducido el cielo del momento de la aparición: la mañana del solsticio de invierno de 1531.
En el manto están representadas las estrellas más brillantes de las principales constelaciones visibles desde el Valle del Anáhuac aquella madrugada del 12 de diciembre de 1531. Allí están las constelaciones completas. Las estrellas se encuentran agrupadas como en la realidad. Deslumbrantes testimonian la grandeza del milagro.
 LAS CONSTELACIONES DEL MANTO
A) Lado Izquierdo de la Virgen
En el lado izquierdo del manto de la Virgen (a nuestra derecha porque la vemos de frente) se encuentran “comprimidas” las constelaciones del sur:
Cuatro estrellas que forman parte de la constelación de Ofiuco (Ophiucus).
Abajo se observa Libra y a la derecha, la que parece una punta de flecha corresponde al inicio de Escorpión (Scorpius).
Intermedias con la porción inferior, se pueden señalar dos de la constelación de Lobo (Lupus) y el extremo de Hidra (Hydra).
Hacia abajo se evidencia la Cruz del Sur (Crux) sin ninguna duda, y a su izquierda aparece el cuadrado ligeramente inclinado de la constelación de Centauro (Centaurus).
En la parte inferior, solitaria, resplandece Sirio.
B) Lado Derecho de la Virgen
En el lado derecho del manto de la Virgen se muestran las constelaciones del norte:
En el hombro, un fragmento de las estrellas de la constelación de Boyero (Bootes), hacia abajo a la Izquierda le sigue la constelación de la Osa Mayor (Ursa Maior) en forma de una sartén. La rodean: a la derecha arriba, la cabellera deBerenice (Coma Berenices), a la derecha abajo,Lebreles (Canes Venatici), a la izquierdaThuban, que es la estrella más brillante de la constelación de Dragón (Draco).
Por debajo de dos estrellas (que todavía forman parte de la Osa Mayor), se percibe otro par de estrellas de la constelación del Cochero (Auriga) y al oeste, hacia abajo, tres estrellas de Tauro(Taurus).
De esta manera, quedan identificadas en su totalidad y en su sitio, un poco comprimidas, las 46 estrellas más brillantes que rodean el horizonte del Valle de México.


Por: LVDG (2013)

lunes, 9 de diciembre de 2013

ÁRBOL DE NAVIDAD... SU SIGNIFICADO Y ORACIÓN PARA BENDECIRLO

EL ÁRBOL mismo nos trae a la memoria el árbol del Paraíso (cf. Gn 2, 9 - 17) de cuyo fruto comieron Adán y Eva desobedeciendo a Dios. El árbol entonces nos recuerda el origen de nuestra desgracia: el pecado. Y nos recuerda que el Niño que va a nacer de Santa María es el Mesías prometido que viene a traernos el don de la reconciliación.

LAS LUCES nos recuerdan que el Señor Jesús es la Luz del mundo que ilumina nuestras vidas, sacándonos de las tinieblas del pecado y guiándonos en nuestro peregrinar hacia la Casa del Padre.

LA ESTRELLA Al igual que en Belén hace más de dos mil años una estrella se detuvo sobre el lugar donde estaba el Niño Jesús con María su Madre, causando este acontecimiento una gran alegría en los Reyes Magos (ver Mt 2, 9 - 10). Hoy una estrella corona nuestro árbol recordándonos que el acontecimiento del nacimiento de Jesús ha traído la verdadera alegría a nuestras vidas.

LOS REGALOS colocados a los pies del árbol simbolizan aquellos dones con los que los reyes magos adoraron al Niño Dios. Además nos recuerdan que tanto amó Dios Padre al mundo que le entregó (le regaló) a su único Hijo para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.

ORACIÓN DE BENDICIÓN DEL ÁRBOL NAVIDEÑO:

Todos los presentes, santiguándose, dicen:
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El padre de familia dice:
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales.
En los cielos, en Cristo.

Todos responden:
Bendito sea el Señor por los siglos.

LECTURA
Uno de los presentes, lee el siguiente texto de la Sagrada Escritura:
Escuchemos con atención la lectura del profeta Isaías:
"Vendrá a ti, Jerusalén, el orgullo del Líbano, con el ciprés y el abeto y el pino, para adornar el lugar de mi santuario y ennoblecer mi estado".

ORACIÓN DE BENDICIÓN
Luego el padre de familia, con las manos juntas, dice la oración de bendición:
Oremos.
Bendito seas, Señor y Padre nuestro que nos concedes recordar con fe en estos días de Navidad los misterios del nacimiento del Señor Jesús. Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol
y lo hemos embellecido con luces con la ilusión de celebrar la navidad, que podemos vivir también a la luz de los ejemplos de la vida plena de tu Hijo y ser enriquecidos con las virtudes que resplandecen en su santa infancia.

Gloria a Él por los siglos de los siglos.
Todos responden:

Amén.

Al final, todos los presentes, santiguándose, dicen:
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.





Por: Serra, P. Guillermo, L.C. (2013)

9 DE DICIEMBRE... JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN




(RCL/InfoCatólica) Juan Diego Cuauhtlatoatzin (que significa: Águila que habla o El que habla como águila), un indio humilde, de la etnia indígena de los chichimecas, nació en torno al año 1474, en Cuauhtitlán, que en ese tiempo pertenecía al reino de Texcoco. Juan Diego fue bautizado por los primeros franciscanos, aproximadamente en 1524. En 1531, Juan Diego era un hombre maduro, como de unos 57 años de edad; edificó a los demás con su testimonio y su palabra; de hecho, se acercaban a él para que intercediera por las necesidades, peticiones y súplicas de su pueblo; ya que cuanto pedía y rogaba la Señora del cielo, todo se le concedía.
Juan Diego fue un hombre virtuoso, las semillas de estas virtudes habían sido inculcadas, cuidadas y protegidas por su ancestral cultura y educación, pero recibieron plenitud cuando Juan Diego tuvo el gran privilegio de encontrarse con la Madre de Dios, María Santísima de Guadalupe, siendo encomendado a portar a la cabeza de la Iglesia y al mundo entero el mensaje de unidad, de paz y de amor para todos los hombres; fue precisamente este encuentro y esta maravillosa misión lo que dio plenitud a cada una de las hermosas virtudes que estaban en el corazón de este humilde hombre y fueron convertidas en modelo de virtudes cristianas; Juan Diego fue un hombre humilde y sencillo, obediente y paciente, cimentado en la fe, de firme esperanza y de gran caridad.
Poco después de haber vivido el importante momento de las Apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe, Juan Diego se entregó plenamente al servicio de Dios y de su Madre, transmitía lo que había visto y oído, y oraba con gran devoción; aunque le apenaba mucho que su casa y pueblo quedaran distantes de la Ermita. Él quería estar cerca del Santuario para atenderlo todos los días, especialmente barriéndolo, que para los indígenas era un verdadero honor; como recordaba fray Gerónimo de Mendieta: «A los templos y a todas las cosas consagradas a Dios tienen mucha reverencia, y se precian los viejos, por muy principales que sean, de barrer las iglesias, guardando la costumbre de sus pasados en tiempos de su gentilidad, que en barrer los templos mostraban su devoción (aun los mismos señores)».
Juan Diego se acercó a suplicarle al señor Obispo que lo dejara estar en cualquier parte que fuera, junto a las paredes de la Ermita para poder así servir todo el tiempo posible a la Señora del Cielo. El Obispo, que estimaba mucho a Juan Diego, accedió a su petición y permitió que se le construyera una casita junto a la Ermita. Viendo su tío Juan Bernardino que su sobrino servía muy bien a Nuestro Señor y a su preciosa Madre, quería seguirle, para estar juntos; «pero Juan Diego no accedió. Le dijo que convenía que se estuviera en su casa, para conservar las casas y tierras que sus padres y abuelos les dejaron».
Juan Diego manifestó la gran nobleza de corazón y su ferviente caridad cuando su tío estuvo gravemente enfermo; asimismo Juan Diego manifestó su fe al estar con el corazón alegre, ante las palabras que le dirigió Santa María de Guadalupe, quien le aseguró que su tío estaba completamente sano; fue un indio de una fuerza religiosa que envolvía toda su vida; que dejó sus casas y tierras para ir a vivir a una pobre choza, a un lado de la Ermita; a dedicarse completamente al servicio del templo de su amada Niña del Cielo, la Virgen Santa María de Guadalupe, quien había pedido ese templo para en él ofrecer su consuelo y su amor maternal a todos lo hombres y mujeres.
Juan Diego tenía «sus ratos de oración en aquel modo que sabe Dios dar a entender a los que le aman y conforme a la capacidad de cada uno, ejercitándose en obras de virtud y mortificación». También se nos refiriere en el Nican motecpana: «A diario se ocupaba en cosas espirituales y barría el templo. Se postraba delante de la Señora del Cielo y la invocaba con fervor; frecuentemente se confesaba, comulgaba, ayunaba, hacía penitencia, se disciplinaba, se ceñía cilicio de malla y escondía en la sombra para poder entregarse a solas a la oración y estar invocando a la Señora del cielo».
Toda persona que se acercaba a Juan Diego tuvo la oportunidad de conocer de viva voz los pormenores del Acontecimiento Guadalupano, la manera en que había ocurrido este encuentro maravilloso y el privilegio de haber sido el mensajero de la Virgen de Guadalupe; como lo indicó el indio Martín de San Luis cuando rindió su testimonio en 1666: «Todo lo cual lo contó el dicho Diego de Torres Bullón a este testigo con mucha distinción y claridad, que se lo había dicho y contado el mismo Indio Juan Diego, porque lo comunicaba». Juan Diego se constituyó en un verdadero misionero.
Como decíamos, Juan Diego murió en 1548, un poco después de su tío Juan Bernardino, el cual falleció el 15 de mayo de 1544; ambos fueron enterrados en el Santuario que tanto amaron. Se nos refiere en el Nican motecpana: «Después de diez y seis años de servir allí Juan Diego a la Señora del cielo, murió en el año de mil y quinientos y cuarenta y ocho, a la sazón que murió el señor obispo. A su tiempo le consoló mucho la Señora del cielo, quien le vio y le dijo que ya era hora de que fuese a conseguir y gozar en el cielo, cuanto le había prometido. También fue sepultado en el templo. Andaba en los setenta y cuatro años». En el Nican motecpana se exaltó su santidad ejemplar: ¡Ojalá que así nosotros le sirvamos y que nos apartemos de todas las cosas perturbadoras de este mundo, para que también podamos alcanzar los eternos gozos del cielo!.

Por: InfoCatólica


viernes, 6 de diciembre de 2013

SAN NICOLÁS... LA VERDADERA IDENTIDAD DE SANTA CLAUS




El célebre y milagroso santo oriental, San Nicolás, nació en Pátara, ciudad de Licia, Asia Menor. Elegido obispo de Mira, en Licia, actual Turquía, asistió al concilio de Nicea, donde fue condenado el arrianismo.

Muy dado a la limosna, la historia consigna el hecho de haber arrojado discretamente por una ventana gran cantidad de dinero para librar de la deshonra a tres doncellas; hecho que recuerda la fiesta infantil que atribuye a San Nicolás los regalos efectuados a escondidas.

No hay certeza absoluta del año de su muerte, pero diversos autores sostienen que fue en el 326 ó 327. Sus reliquias fueron trasladadas el año 626 a la ciudad de Bari, Italia. Desde entonces su culto se hizo muy popular en Occidente. Al llegar a los países nórdicos su nombre se transformó en Santa Claus, y en Francia en el tan popular Papá Noel, que precede a las fiestas navideñas distribuyendo regalos, vestido con ropas que remedan las rojas vestiduras episcopales.

San Nicolás, cuyo nombre significa "protector y defensor de los pueblos" fue tan popular en la antigüedad que se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era invocado por los fieles en los peligros, en los naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil, consiguiendo éstos favores admirables por parte del santo.

Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y como en alemán se llama "San Nikolaus", lo empezaron a llamar Santa Claus, siendo representado como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños.

De San Nicolás escribieron muy hermosamente San Juan Crisóstomo y otros grandes santos, pero su biografía fue escrita por el Arzobispo de Constantinopla, San Metodio.

Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Unos de sus tíos era obispo y fue éste quien lo consagró como sacerdote, pero al quedar huérfano, el santo repartió todas sus riquezas entre los pobres e ingresó a un monasterio.

Según la tradición, en la ciudad de Mira, en Turquía, los obispos y sacerdotes se encontraban en el templo reunidos para la elección del nuevo obispo, ya que el anterior había muerto. Al fin dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo". En ese momento sin saber lo que ocurría, entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo. Fue muy querido por la cantidad de milagros que concedió a los fieles.

En la época del Licino, quien decretó una persecución contra los cristianos, Nicolás fue encarcelado y azotado. Con Constantino fueron liberados él y los demás prisioneros cristianos. Se dice que el santo logró impedir que los herejes arrianos entrasen a la ciudad de Mira.

El santo murió el 6 de diciembre del año 345. En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde fue obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí, en secreto, las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia.

En esta ciudad se obtuvieron tan admirables milagros por su intercesión, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía.



ENCUENTRO CATÓLICO FAMILIAR, ALMOLOYA DE JUÁREZ 2013


El pasado domingo primero de diciembre se llevó a cabo en el “Auditorio Luis Donaldo Colosio” el primer Encuentro Católico Familiar en Almoloya de Juárez, con la participación de más de 500 asistentes, mismos provenientes de las diferentes localidades del municipio; la inauguración fue asistida por el Pbro. Juan Mendoza Mejía dando inicio con el grupo “La Pasión de Jesús” del municipio de Capultitlan.


Así mismo precedida a la bienvenida a los asistentes y al Grupo La Pasión de Jesús, se continúo con alabanzas y oración para así dar paso a las participaciones de los diferentes exponentes que compartiendo sus testimonios se tocaron temas como: el pecado, conversión, la promesa del padre, la familia y por supuesto la exposición del Santísimo y oración de sanación.
En intervención de los diferentes participantes se pudo compartir su testimonio, así como un sinfín de actividades, como lo fue la representación de una obra de teatro en la cual se mostró la problemática social que se vive actualmente, es decir, el alcoholismo, la violencia intrafamiliar y la desigualdad de género con la finalidad de sensibilizar al auditorio y generar una profunda reflexión sobre la importancia de crear ese vínculo entre familia y la fe en Dios.


Alabanzas, lecturas de la Sagrada Biblia, oraciones de sanación y la celebración de la eucaristía por parte del párroco Juan Mendoza Hinojosa se vivió un encuentro satisfactorio donde los feligreses pudieron compartir no solo la vivencia de testimonios sino una gran conexión espiritual llena de amor por Dios y por nuestras familias almoloyojuarences.
Para finalizar la participación del Grupo de Capultitlan y en compañía de los diferentes grupos de la parroquia se realizó una oración de sanación, en la cual se logra compenetrar en cada una de las personas, generando una excelente empatía. Cabe resaltar que este tipo de evento fue el primero que se realiza en el municipio, generando por tanto buenos resultados y esperando en un futuro próximo la colaboración del Grupo La Pasión de Cristo para nuevos encuentros.

“Ahora más que nunca es urgente que seáis los centinelas de la mañana, los vigías que anuncian la luz del alba y la nueva primavera el Evangelio, de la que ya se ven los brotes. La humanidad tiene necesidad imperiosa del testimonio de jóvenes libres y valientes, que se atrevan a caminar contra corriente y a proclamar con fuerzas y entusiasmo la propia fe en Dios Señor y Salvador”. Juan Pablo II