lunes, 13 de enero de 2014

BAUTISMO DE JESÚS

Con el Bautismo de Jesús, damos por finalizado el ciclo de la Navidad; es un pasaje narrado en el Evangelio de San Mateo, capítulo 3, versículos 13 al 17. 

Jesús avanza entre el grupo de peregrinos provenientes de Galilea con rumbo Jordán, se presenta ante Juan para recibir el bautismo, Juan el Bautista e intenta disuadirlo, diciéndole: “Yo soy quien necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?”, Jesús le contesta que conviene cumplir con toda justicia.

Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y se vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él y  se oyó una voz del cielo que decía: “Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto”.

Jesús siendo inocente cumple con toda justicia, hace suyos los males de los hombres y asume en su persona el pecado de toda la humanidad, esta decisión es libre, muestra de un amor extremo para hacer de nosotros a través de él, hijos de su Padre Dios, esta acción  más adelante se mostrará más claramente al  entregar su vida en la cruz.

El agua del Jordán  Jesús la santificó al sumergirse en ella y con este hecho nace el sacramento de bautismo, quedan sumergidos los pecados de los hombres, dándonos una nueva vida, con ello se prefigura la conquista de la redención  alcanzada por medio de su resurrección. Las aguas bautismales se transforman en aguas vivas que nos hacen nacer a la vida eterna. 

Al salir Jesús de las aguas se manifiesta la Santísima Trinidad: se oye la voz del Padre, desciende el Espíritu Santo en forma de Paloma sobre el Hijo Amado, quien al igual que el Padre y el Espíritu Santo se encuentran en una unión de eterno amor.

La paloma simboliza al Espíritu Santo, quien junto el Padre y el Hijo han sellado la Nueva Alianza, ésta limpiará los corazones con el fuego del amor, purificará las intenciones y sobretodo llenará de la Gracia de Dios a todos los que crean y esperen en él.

Jesús quiso dejarnos el bautismo para empezar a formar parte de su Iglesia. Es el sacramento con el que nacemos a la vida cristiana. Agradezcamos infinitamente tan hermoso don y busquemos vivir diariamente como hijos de Dios.


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