Santa y mártir
romana, patrona de los músicos, el culto de Santa Cecilia se difundió
ampliamente a causa del relato de su martirio, que la ensalza como ejemplo de
la mujer cristiana. Una frase del acta de su martirio, según la cual cantó durante
el tormento, le valió ser patrona de los músicos.
Sus "actas" cuentan que, al día de su matrimonio, en tanto que los
músicos tocaban, Cecilia cantaba a Dios en su corazón. Al fin de la Edad Media,
empezó a representarse a la santa tocando el órgano y cantando.
Cecilia había sido una virgen de una familia
senatorial romana de los Metelos, que se había convertido al cristianismo desde
su infancia. Sus padres la dieron en matrimonio a un noble joven pagano,
Valerius (Valeriano). Cuando, tras la celebración del matrimonio, la pareja se
había retirado a la cámara nupcial, Cecilia dijo a Valeriano que ella había
entregado su virginidad a Dios y que un ángel celosamente guardaba su cuerpo;
Valeriano pidió ver al ángel, después de lo cual Cecilia lo envió junto a la
tercera piedra miliaria de la vía Apia, donde debía encontrarse con el papa
Urbano y de esta manera cumplida la palabra de Dios, Valeriano pudo ver al
ángel y desde ese entonces ponerse al servicio de Dios.
Después de haber sido condenados Cecilia,
Valeriano y Máximo (hermano de Valeriano) el Papa San Pascual I (817-824)
trasladó las presuntas reliquias de Santa Cecilia, junto con las de los santos
Tiburcio, Valeriano y Máximo, a la iglesia de Santa Cecilia in Transtévere.
(Las reliquias de la santa habían sido descubiertas, gracias a un sueño, no en
el cementerio de Calixto, sino en el cementerio de Pretextato). En 1599, el
cardenal Sfondrati restauró la iglesia en honor a la Santa en Transtévere y
volvió a enterrar las reliquias de los cuatro mártires. Según se dice, el
cuerpo de Santa Cecilia estaba incorrupto y entero, por más que el Papa Pascual
había separado la cabeza del cuerpo, ya que, entre los años 847 y 855, la
cabeza de Santa Cecilia formaba parte de las reliquias de los Cuatro Santos Coronados.
Ya desde el siglo XIV o XV se representaba a
Santa Cecilia en la pintura y las artes con un instrumento musical
(generalmente un órgano), acercándola así más a la música. Cuando en 1585 se
fundó la Academia de la Música en Roma, Santa Cecilia fue declarada patrona de
esa institución, por tanto su veneración
como patrona de la música se volvió universal.
Siendo ya toda una tradición y conmemoración
universal, cada 22 de noviembre es venerada Santa Cecilia. La parroquia San
José de Almoloya de Juárez se viste de gala y en colaboración y participación
de los devotos se reúnen en la parroquia para dar inicio a la celebración con
las tradicionales mañanitas; acompañados al unísono se reúnen los grupos
musicales y bandas del municipio para venerar a su Santa Patrona, para después
dar paso a la celebración eucarística.
Por primera vez, la parroquia de San José
Almoloya de Juárez celebro un novenario por la festividad de Santa Cecilia,
teniendo la participación de coros, ministerios y bandas del mismo pueblo y de
sus alrededores; en el rosario, día con día se hacían presentes gente devota a
la virgen de Santa Cecilia y familiares del coro y la banda comisionadas para
tocar. De esta manera se dan cita en la parroquia en punto de las 5:00hrs. De
esta forma se preparan para la celebración máxima el día 22 de noviembre.
Durante los nueve días diferentes coros de las
comunidades del Salitre, Santa María Nativitas, Ojo de Agua, Las cruces, San
Lorenzo y Almoloya de Juárez, en conjunto con bandas como Puro Mexiquence,
Banda Hoja Verde, Banda son de mi Tierra, Banda la Congita, Banda el Tarolazo,
y Banda Burbuja Sinaloense, se turnaban para tocar los misterios de cada
rosario, dando un ambiente diferente de lo acostumbrado año con año.
A dar inicio a una de las principales
celebraciones en Almoloya de Juárez
devotos, como feligreses y visitantes se dan cita para conmemorar por un
año más de trabajo y protección que su Santa Patrona les ha proporcionado. En
punto de las 4:00hrs se celebra la eucaristía, la gente se reunió en la
Parroquia de San José, para participar en la celebración eucarística, los coros
prepararon un repertorio para tocar la misa, y al finalizar las bandas tocaron
las tradicionales mañanitas, para proseguir con una procesión por las
principales calles del centro, recorrido que finalizó, con la bendición que
otorgo el sacerdote comisionado, a todos los feligreses.